El capitalismo ha constituido siempre, desde sus orígenes, un sistema económico, con vocación mundial. Desde este punto de vista, el proceso de globalización de la economía no es nuevo en ninguna de sus tres vertientes:La interdependencia entre los diferentes aspectos del funcionamiento de la economía: Comercio, localización industrial, flujos de inversión, entre otros.Importancia creciente de los movimientos económicos internacionales de mercancías, de servicios, de trabajadores, de capitales.Interdependencia creciente entre transacciones u operaciones internacionales e internos.
Este proceso se ha acelerado en estos últimos decenios y en estos últimos años, tomando nuevas características, pero lo que es especialmente significativo es que esta aceleración ha tenido un efecto decisivo sobre los Estados en cuanto a políticas y legislación en comercio y su repercusión en las empresas como sobre los ciudadanos.
Las revoluciones producidas por las tecnologías de la información y las comunicaciones han generado un nuevo tipo de sociedad global, que requiere Institucionalidad y un marco normativo más moderno. En este contexto, las organizaciones empresariales se ven enfrentadas al surgimiento de un nuevo mercado; mercado que rompe las fronteras de los países, un mercado transnacional, que se desarrolla a través de la globalización de la producción, de la tecnología, de las ciencias y de los negocios.